Funes y otro juicio por barranco de Cuchi Corral

En una semana, salieron dos notas en La Voz del Interior

La Cumbre, Cosquín. La noticia difundida la semana pasada por la Fiscalía General de la Provincia, en relación a que la fiscal de Cosquín María Alejandra Hillman había elevado a juicio a la Cámara Criminal y Correccional de Cruz del Eje una causa contra Leandro Martín Funes (30), acusándolo de homicidio calificado por alevosía, fue sólo el resultado de un largo proceso investigativo

Funes –quién tomó triste notoriedad pública hace dos años– se encuentra detenido desde el año pasado en la Unidad Carcelaria 2 de Cruz del Eje, purgando una condena de 14 años al ser hallado culpable de haber intentado matar a su hijo biológico en dos oportunidades. Se comprobó que quiso arrojarlo al barranco de 400 metros de Cuchi Corral, ubicado a ocho kilómetros de esta villa serrana. Por eso, la imputación de intento de homicidio calificado agravado por el vínculo y la alevosía fue confirmada de forma unánime por la Cámara Criminal, secundada por 12 jurados populares.

Pero, ahora, Leandro Funes afronta la imputación de homicidio calificado por la alevosía, acusado de arrojar al vacío, exactamente en el mismo barranco, hace cinco años (se cumplen mañana), a Melisa Paola Zalazar, de 17 años, con quién mantenía una relación sentimental y se encontraba embarazada de 26 semanas de gestación.

De novela. El 20 de abril de 2005 a Melisa se la tragó la tierra. Todos apostaban a una misteriosa desaparición, pero sus restos óseos yacían en el fondo del barranco. La investigación policial y judicial de este hecho se desanudó en 2009, ante una nota de La Voz del Interior a los abuelos que tenían a su cargo a la chica, Nicolasa González y Carlos Ahumada.

Los ancianos rompieron el silencio ante la circunstancia de que Funes estaba siendo juzgado por intentar asesinar a su pequeño hijo y se encontraba detenido. Inculparon directamente a este hombre del supuesto homicidio de Melisa, en el marco de consumo de droga, venta de estupefacientes y una tortuosa relación.

Ese fue el disparador para la fiscal Hillman, acompañada por la corazonada del fiscal de Cámara Hernán Funes (que se desempeñaba en ese cargo en el juicio de 2009 contra Leandro Funes). Ambos comenzaron una intensa búsqueda en el barranco del mirador de Cuchi Corral, secundados por equipos especiales de la Policía provincial, con el pensamiento puesto en un patrón serial.

Los coronó el éxito. Exactamente en el mismo lugar que el ahora imputado intentó matar a su hijo, a 45 metros al norte de la plataforma y 85 metros de profundidad, hallaron los restos óseos de Melisa Zalazar.

El primer paso fueron los anillos encontrados en la mano de la joven, uno de ellos con figura de dos delfines reconocido por los abuelos y amigas de la víctima. Avanzaron los estudios científicos, para culminar en un ADN comparativo con la madre muerta de la chica (se exhumó el cadáver) y el padre, que reside en Capilla del Monte, pruebas que terminaron de corroborar la identidad de la joven desaparecida.

Este hecho, vital para la instrucción de la causa que culminó en esta elevación a juicio, tuvo un corolario profundamente humano. Dos ancianos abuelos, más allá de la desgracia, no se enfrentarán cada día con la incógnita del paradero de su joven nieta. También el imputado meditará su defensa entre rejas, con la mente puesta en otra condena que lo pondría, acumulativamente, ante la prisión de por vida.

José Hernández

La Voz del Interior

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