Cuidemos la boleta única

Calidad institucional, por el Dr. Emilio Graglia

La reforma electoral en Córdoba incorporó la boleta única de sufragio en sustitución de las boletas partidarias. Mejor hubiera sido, tal vez, la gradual incorporación del voto electrónico. Pero, sin dudas, la boleta única es muy superior al viejo régimen, deslegitimado de manera pública y notoria en las elecciones del 2 de septiembre de 2007

Los ciudadanos tendremos en una misma boleta todas las propuestas electorales. No más el festival de boletas partidarias en las campañas ni en los cuartos oscuros. Es una nueva herramienta que debemos cuidar entre todos, para no desvirtuarla. Las autoridades, los candidatos de los partidos políticos y, también, la Justicia electoral.

La inclusión de una primera columna que permite el voto “por lista completa” sigue siendo cuestionada por muchos. Tiene ventajas y desventajas. Por una parte, fortalece las estructuras o los acuerdos partidarios, una fortaleza. Pero, por la otra, consagra las listas sábana, una debilidad. Está vigente y debe respetarse. El tiempo del debate ha pasado.

Junto con la boleta única, la reforma electoral eliminó las sumatorias de votos. Un avance enorme, que acaba con la abusiva especulación de muchos partidos con los mismos candidatos. Un avance del que no gozaremos en las elecciones nacionales del 23 de octubre, con las antiguas mañas de las “colectoras”.

La reforma ha confiado el proceso electoral al Poder Judicial. Las tres modificaciones apuntan a los mismos objetivos: la transparencia en el proceso, igualdad entre los candidatos y la libertad de los electores. Cualquier reglamentación legislativa o interpretación judicial debería ordenarse de acuerdo a esos principios. Más transparencia, más igualdad y más libertad en el proceso, entre los candidatos y de los electores.

Formación y capacitación. El nuevo sistema debe generar confianza tanto en los ciudadanos como en los partidos o alianzas. Es imprescindible despejar dudas y eliminar sospechas. La ignorancia y la mala fe son enemigas de éste y de cualquier sistema electoral. Si las autoridades y los candidatos siembran vientos de vacilaciones y desconfianzas, el 7 de agosto cosecharemos sus tempestades, lamentablemente.

El normal funcionamiento del nuevo sistema presupone la formación de los ciudadanos y la capacitación de los funcionarios electorales (fiscales públicos y autoridades de mesa). La formación ciudadana significa mucho más que una campaña publicitaria a través de los medios de comunicación. La formación ciudadana requiere el contacto presencial con dirigentes de partidos políticos y de organizaciones de la sociedad civil, para que ellos, a su vez, formen a los ciudadanos.

No basta con la divulgación masiva. No basta con la televisión, las radios ni los diarios. Se requiere, también, la información personalizada, “cara a cara”. Las conferencias y los debates sobre la boleta única deberían multiplicarse. Desde la Legislatura se sigue haciendo una importantísima contribución, visitando las localidades y regiones del interior con talleres de formación.

Asimismo, la capacitación de los fiscales públicos y las autoridades de mesa es la otra clave. La responsabilidad formal no es exclusiva ni excluyente de la Justicia electoral. También los partidos deberían contribuir, formando a sus votantes y capacitando a los fiscales partidarios. Las organizaciones civiles contribuirían organizando talleres en centros vecinales, escuelas y universidades.

Así, todos cuidaríamos la boleta única. Para que esta reforma sea un progreso en la calidad institucional de nuestra provincia, en transparencia, igualdad y libertad.

*Presidente del Instituto Provincial de Capacitación Municipal y profesor de la Universidad Católica de Córdoba

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