Godard en foco. Vivir su vida, Francia, 2003

Cineclub 20 de octubre, 20.30hs en Sala Berti

Mediometraje: Toda la memoria del mundo (21’), de Alain Resnais, Francia, 1956 Un hito del momento “todo está permitido” en el cine narrativo, la cuarta película de Godard es un cohete salido de la caja de Pandora

Está dividida en 12 secciones, y cada capítulo se abre con una inscripción que describe sus temas. Los encuadres son cuidadosamente indiscriminados; los rostros permanecen en la oscuridad; el traqueteo de las máquinas de café devora la conversación. La cámara rara vez sigue la acción; en cambio, toma patrones extraños que se desmarcan de la historia, y sigue una lógica privada y propia. La estrella Anna Karina estaba en el inicio de su crisis matrimonial con Godard, y éste nunca fue tan condescendiente en una película. Karina interpreta a Nana, una provinciana del norte que llega a París con aspiraciones de convertirse en una actriz de cine (¡como Anna Karina!), pero se establece como puede. Las calles suburbanas se ven tan banales como sus sueños diarios, aunque llega a conocer algunas sutilezas –el llanto y la conmiseración viendo Juana de Arco de Dreyer, y un diálogo azaroso con el filósofo Brice Parain–. El propósito final de esta mujer es sugerido por la descripción de la esencia que hace un niño: “Si se termina el exterior, sólo queda el interior. Si se termina el interior, sólo se ve el alma”. Así, la joven prostituta es puesta a prueba por todos los flancos: es interrogada por la cámara, su pretendiente, la policía, su proxeneta y la prosa de Poe (todos ellos, en verdad, Godard). (Nick Pickerton)                                                                                                                                                                     

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