Mensajes de la Argentina secreta

El imperio de la desigualdad social

La Argentina es un pa铆s que exhibe sus contradicciones en piel viva, es una Naci贸n rica, portentosa y superavitaria que contrasta con los extenuados presupuestos provinciales, el colapso de los sistemas de salud, educaci贸n y previsi贸n social, la devastaci贸n de sus recursos naturales...

Cuando resta s贸lo un pu帽ado de a帽os para celebrar el Bicentenario de la Patria, no se observa la gestaci贸n de 谩mbitos institucionales de di谩logo entre los actores sociales que tengan capacidad de poner en debate los temas sustanciales relacionados con el modelo de pa铆s que queremos construir para nuestros hijos y nietos. Se nota, m谩s bien, una tendencia a transitar superficialmente por la coyuntura arropados con discursos de ocasi贸n. Se trata, sin lugar a dudas, de la m谩s importante asignatura pendiente que ata帽e al conjunto del campo popular.

Mientras tanto el mundo sigue girando y afloran como hongos los mensajes de texto que env铆a la Argentina secreta. Con intermitencias y muchas veces de manera aislada, aunque es p煤blico y notorio que cada vez alcanzan mayor intensidad.

Basta echar una mirada a vuelo de p谩jaro a nuestra geograf铆a para encontrar pruebas al canto. Mientras el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Felipe Sol谩, ex funcionario de Menem y Cavallo, se obstina en forzar el texto constitucional para intentar su re-reelecci贸n en el mayor distrito electoral del pa铆s, el Tesoro de la provincia es fiel reflejo de los n煤meros en rojo de sus estados contables. Pese a ello, acaba de anunciar que persistir谩 con su pol铆tica de endeudamiento En ese contexto, la tregua alcanzada con docentes y trabajadores de la administraci贸n p煤blica se torna fr谩gil e inestable.

Su par cordob茅s, Jos茅 Manuel De la Sota, no le va en zaga. El otrora imponente aparato del PJ cordob茅s s贸lo alcanz贸 para ofrecerle una escu谩lida demostraci贸n de respaldo a su gesti贸n frente a la Casa de Gobierno, despu茅s de la avalancha de protestas multitudinarias de docentes y estatales por mejoras salariales. A tal punto se sinti贸 acorralado por el malhumor social, que por primera vez en sus siete a帽os de mandato se vi贸 obligado a solicitar la conciliaci贸n obligatoria con los gremios rebeldes para ganar tiempo y poner pa帽os fr铆os.

En Santa F茅, Jorge Obeid ha metido viol铆n en bolsa y ante la falta de candidatos con peso propio del justicialismo para las elecciones a la gobernaci贸n del a帽o pr贸ximo, ha optado por preparar una retirada ordenada que no est谩 excenta de recurrentes desencuentros con los empleados del Estado provincial. Todo ello, bajo la nube de impunidad que cubre a los responsables pol铆ticos de las tr谩gicas inundaciones del a帽o 2003, y a la herida abierta en la conciencia colectiva que significa el crimen de Pocho Lepratti en Rosario a manos de la patota policial en las cruentas jornadas de diciembre de 2001.

El misionero Carlos Rovira, en tanto, mira para otro lado, o, para mejor decirlo, acompa帽a con mirada c贸mplice el sistem谩tico avasallamiento de la empresa de celulosa transnacional Alto Paran谩 a los derechos de sus trabajadores y a la consecuente violaci贸n de la libertad y democracia sindical,
preocupad铆simo en lograr una enmienda constitucional que le permita a 茅l y a su vicegobernador ser reelectos en el 2007. No hace falta a帽adir que su relaci贸n con los empleados p煤blicos dista de ser cordial.

No es muy distinto el panorama en otras provincias argentinas gobernadas por caciques de distinto signo partidario pero -se帽al irrefutable de la crisis de representaci贸n pol铆tica- indiferenciados ideol贸gicamente que han endeudado a sus administraciones hasta el carac煤 y que con llamativa frecuencia echan mano de
sus polic铆as bravas para acallar el conflicto social.

La caja del bombero
El monumental super谩vit fiscal, el proceso de sustituci贸n de importaciones, el boom de la soja que se siembra hasta en las banquinas de las rutas de todo el pa铆s, en fin, el crecimiento global de la macroeconom铆a, son insuficientes para ocultar la crisis econ贸mica y social que atraviesa de lado a lado a la mayor铆a de las provincias. Una situaci贸n de emergencia que no se traduce en una crisis pol铆tica de gobernabilidad del sistema simplemente porque la abundante y generosa caja del Estado nacional funge de bombero para apagar los incendios y auxilia puntualmente a los tesoros provinciales para tapar los huecos presupuestarios y patear la pelota hacia adelante. Por lo menos, hasta las
elecciones del 2007.

La frase "no se puede gobernar sin el apoyo del Gobierno nacional" no corresponde a ning煤n fil贸sofo contempor谩neo. Es el leit motiv de los dirigentes provinciales de cualquier pelo y se帽al que define, mejor que cualquier tratado pol铆tico, la minusval铆a del federalismo en nuestro pa铆s. Los datos son objetivos: aunque la cuerda se siga estirando gracias a la 茅poca de vacas gordas que abulta las arcas del gobierno central, si no se aborda el problema de manera integral en alg煤n punto la soga se terminar谩 cortando.

La cuesti贸n de fondo pasa, entre otros varios asuntos, por la inviabilidad del actual sistema de coparticipaci贸n federal, el desarrollo regional desigual, la corrupci贸n y feudalizaci贸n del poder institucional en la mayor parte de las provincias y la inequitativa distribuci贸n de la riqueza. En suma, sigue vacante la vertebraci贸n de un nuevo proyecto nacional.

Los trabajadores dependientes de los estados provinciales y municipales que no suscriben acuerdos paritarios y a los que no alcanzan medidas como el salario m铆nimo, vital y m贸vil, son algunos de los habitantes de la franja de millones de argentinos que revisten en condici贸n de pobreza pese a tener trabajo remunerado.

Queda claro, pues, que estos sectores encabezan las movilizaciones en demanda de una urgente recomposici贸n salarial y mejores condiciones laborales.

Acostumbrados a administrar sus provincias como capataces de estancia, los gobernadores se debaten con la marea social que los interpela desde el subsuelo de la Patria sublevada apelando a respuestas poco originales.

Como no pod铆a ser de otra manera, la mayor铆a de esos conflictos est谩n encabezados por organizaciones sindicales y movimientos sociales enrolados en la CTA. La central de trabajadores, una construcci贸n eminentemente federal, promueve la visibilizaci贸n del estado latente de confrontaci贸n en el marco de
la puja redistributiva del ingreso, difundiendo y amplificando todas y cada una de esas luchas que se van articulando a lo largo y ancho del pa铆s y trasladando esa realidad a la Capital Federal.

En efecto, en los 煤ltimos d铆as hubo una movilizaci贸n de CTERA-CTA frente a la Casa de C贸rdoba, ayer se registr贸 otra de la FeTIA y la CTA porte帽a a la de Misiones y ma帽ana ser谩 el turno de marchar a la Casa de Santa Cruz en Buenos Aires para respaldar los reclamos de los trabajadores hospitalarios y judiciales de esa provincia.

Un toque de atenci贸n a la opini贸n p煤blica nacional desde la otra vereda de la agenda oficial que imponen los grandes medios de comunicaci贸n. Un modo de anotar las penurias de cientos de miles de trabajadores de las provincias que, por otro lado y aunque no tengan la misma repercusi贸n medi谩tica, no son muy diferentes de las que se padecen en la Capital y el conurbano bonaerense.

El desarrollo sigue siendo un proceso de transformaci贸n de cada espacio nacional. Es necesario consensuar mecanismos de solidaridad y subsidiariedad en las responsabilidades de los diferentes niveles jurisdiccionales y en la potestad econ贸mica. El resultado ser谩 un fortalecimiento y legitimaci贸n de la
pol铆tica como instrumento democr谩tico para hacer del federalismo un recurso institucional 煤til para crear riqueza, mejorar la distribuci贸n del ingreso y garantizar efectivamente los derechos civiles, pol铆ticos, econ贸micos y sociales para todos los hombres y mujeres de buena voluntad que habitan nuestro suelo.

Para remover los obst谩culos montados durante d茅cadas por el bloque de poder hegem贸nico neoliberal que impiden avanzar con mayor unidad, consistencia y solidaridad por el camino de la justicia social, es urgente e imprescindible convocar a la organizaci贸n popular en todas sus manifestaciones y dotar a la
pol铆tica cotidiana, en todos los frentes, de m谩s democracia, militancia y participaci贸n.

Juan Carlos Giuliani

* Secretario de Comunicaci贸n de la CTA y secretario general de la CTA C贸rdoba.

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