Un piquete de aborígenes bloquea la 9 de Julio

No logran ser atendidos por el Gobierno

Son tobas. Piden tierras y justicia tras un violento desalojo que dejó dos muertos en Formosa. Desde hace cuatro meses reclaman en una plazoleta La comunidad toba “La primavera” reclamaba la restitución de unas 1.600 hectáreas de la que había sido desalojada. En esas tierras planean construir una universidad y además hay un proyecto privado para desarrollar un hotel y una pista de aterrizaje.

Desde el 9 de diciembre, y durante lapsos breves, comenzaron las protestas con cortes de tránsito. Pero desde el lunes y hasta las 16 de ayer, mano hacia el sur, la avenida quedó totalmente cortada. “Intensificamos la protesta porque no tenemos respuestas ni del gobierno de Formosa (del kirchnerista Gildo Insfrán) ni de Nación”, explicó el referente de la comunidad toba, Félix Díaz.

Y desde las 16, y a partir de un pedido que llegó desde el Ministerio de Seguridad de Nilda Garré, decidieron liberar algunos carriles para descongestionar las complicaciones en el tránsito. Así también buscaron agilizar el regreso a casa de la gente: el lunes había sido una odisea atravesar la 9 de Julio hacia el sur. Es que la calle Lima quedó totalmente desbordada.

Los aborígenes formoseños forman parte de una comunidad ubicada al norte de la provincia, cercana al río Pilcomayo y a la ciudad de Laguna Blanca. Según le contó ayer Díaz a Clarín , en la década del 30 esta comunidad había logrado el reconocimiento por ocupación ancestral de casi 10.000 hectáreas. Poco a poco fueron perdiendo terrenos y hoy reclaman unas 1.600 hectáreas de “tierras fértiles”, detalla Díaz. Allí, hasta ser desalojadas, unas 4.200 personas.

En el acampe de 9 de Julio y Avenida de Mayo los aborígenes están acompañados por organizaciones de derechos humanos y vecinales. Ayer se pudo ver a un grupo de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y a gente del CELS, el Centro de Estudios Legales y Sociales. También a miembros de la Defensoría General de la Nación.

Sin banderas de partidos políticos, la protesta y el corte transcurría en calma. Una vez que los aborígenes liberaron dos carriles de 9 de Julio, cuatro agentes de la Policía Federal armaron un vallado que también tomó dos carriles de Avenida de Mayo. Ya por la noche se intensificó fuertemente la presencia policial.

La gente que pasaba caminando curioseaba y muchos firmaron el petitorio en el que la comunidad toba reclama sus tierras y pide una entrevista con la Presidenta. Ayer le aseguraron a Clarín que el corte y la huelga de hambre continuará. “Para ser sinceros, no tenemos esperanzas de que nos atienda Cristina porque nunca, jamás, ningún gobierno atendió las demandas de los pueblos aborígenes. ¿Por qué lo haría éste?” se preguntó Eduardo, un aborigen de 30 años.

Fuente Clarín

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