Ferioli lanzó un desarrollo local para tratar residuos

equipos que encapsulan los desperdicios

Mientras la ciudad de Córdoba buscó en el exterior soluciones para el manejo de su basura, una empresa de Leones -con 60 años en el mercado- presentó un nuevo sistema integral para el manejo de residuos sólidos urbanos que requiere equipos fabricados en el país y que permite erradicar basurales a cielo abierto o controlados.

El desarrollo propio y patentado llevó una inversión de cuatro millones de dólares a lo largo de siete años, ya funciona en dos ciudades y pronto comenzará a operar en municipios del sur provincial, según explicó Ángel Ferioli Arrufat, de la metalmecánica Ferioli, una Pyme de 86 empleados.

"El sistema efectúa un encapsulado anaeróbico de residuos sólidos que elimina los riesgos de contaminación que se dan con frecuencia en basurales o rellenos sanitarios e incluso posibilita utilizar con posterioridad esos mismos desperdicios con otros fines, como puede ser la generación de energía", explicó el industrial.

En Leones, la ciudad del este cordobés donde tiene sede esta tradicional fábrica de equipos pesados y grúas, ya se trataron de esta manera siete mil toneladas de basura y la empresa firmó un convenio con la Provincia para instalar plantas equivalentes en Huinca Renancó y Laboulaye desde donde se asistirá a otros 23 municipios. También en Lincoln, Buenos Aires, se aplica esta solución, dijo el empresario.

Cuánto cuesta. Una planta llave en mano para procesar 70 toneladas diarias de residuos urbanos (cantidad de desperdicio que generan unas 100 mil personas) tiene un costo de alrededor de cuatro millones de dólares, detalló Ferioli. Se pueden construir tantos módulos cómo sean las necesidades del lugar.

Para los presupuestos que se manejan en el tratamiento de residuos, "este es un costo razonable ya que brinda una solución con varias alternativas para el empleo definitivo de los residuos", dijo el metalúrgico.

Aunque Ferioli ahondó en detalles técnicos -desarrollados por él mismo en Brasil- el principio de funcionamiento del sistema es similar al de una máquina de hacer chorizos pero con un diámetro de 1,60 metros por tres metros de largo.

El camión recolector tiene dos opciones. Una es depositar las bolsas en una planta de tratamiento donde operarios realizan la selección entre plástico, vidrio, papel y otros, para luego ingresarlos en una gran computadora que saca los líquidos y permite armar automáticamente una cápsula revestida por una bolsa impermeable.

Otra alternativa, la más económica aunque menos ecológica, es colocar las bolsas tal como llegan de la calle en la compactadora y proceder a formar la cápsula. Con cualquiera de las dos opciones, la cápsula queda impermeabilizada, resiste a la intemperie y queda en condiciones de ser enterrada.

En una hectárea de terreno se pueden almacenar 6.300 cápsulas de cinco toneladas cada una, de las cuales no quedan rastros visuales ni consecuencias ambientales, lo que equivale a asegurar 5,5 años de los residuos que deja una población de 25 mil personas.

Para los municipios con perfil turístico, que cuentan estacionalmente con varias veces su población habitual, el mecanismo ofrece la alternativa de, por cuestiones de velocidad en la recolección, mantener las cápsulas sin enterrar hasta una posterior disposición, sin generar invasiones de insectos.

La Voz

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