En cineclub: El perro mongol, de Byambasuren Davaa, Mongolia, 2006
Miércoles 5 de septiembre, a las 20.30hs Cine Berti
Y además de Godard y su monumental historia del cine, llega el segundo film de la directora de La historia del camello que llora.
FUNCIÓN ESPECIAL A LAS 18.30: HISTORIA(S) DE CINE, DE JEAN LUC GODARD, FRANCIA, 1988-98: Capítulo 4a: El control del universo; capítulo 4b: Los signos entre nosotros.
La segunda película de la realizadora de La historia del camello que llora quizás carece de esos 10 minutos finales de su primera película; no hay aquí rito mongol alguno, ni se trata de un documental al límite de la ficción. Pero sin duda el contexto es el mismo: la vida de los nómades en una Mongolia contemporánea. La historia es mínima: una niña encuentra a un cachorro en una cueva. Su padre no quiere que se lo adopte. Y la niña tenazmente intenta convencerlo. Quizás la anécdota remita a una fábula ancestral, pero mientras que la tensión entre abandonar o adoptar al perro va creciendo, Davaa ofrece un retrato preciso de la vida de una familia nómada, atravesada por una cultura budista tibetana, y en la que existe una interacción entre naturaleza y cultura disímil a la de cualquier occidental moderno. Los planos generales acentúan una percepción del espacio, acaso el hogar móvil del nómada, cuya tienda-casa portátil, como se ve en una secuencia extraordinaria, es una morada desarmable.
(Roger Koza, programador)
La segunda película de la realizadora de La historia del camello que llora quizás carece de esos 10 minutos finales de su primera película; no hay aquí rito mongol alguno, ni se trata de un documental al límite de la ficción. Pero sin duda el contexto es el mismo: la vida de los nómades en una Mongolia contemporánea. La historia es mínima: una niña encuentra a un cachorro en una cueva. Su padre no quiere que se lo adopte. Y la niña tenazmente intenta convencerlo. Quizás la anécdota remita a una fábula ancestral, pero mientras que la tensión entre abandonar o adoptar al perro va creciendo, Davaa ofrece un retrato preciso de la vida de una familia nómada, atravesada por una cultura budista tibetana, y en la que existe una interacción entre naturaleza y cultura disímil a la de cualquier occidental moderno. Los planos generales acentúan una percepción del espacio, acaso el hogar móvil del nómada, cuya tienda-casa portátil, como se ve en una secuencia extraordinaria, es una morada desarmable.
(Roger Koza, programador)
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