Después de Lazarescu: El triunfo del cine rumano en Cannes 2007

Segundo Informe de Roger Koza desde el Festival de Cannes

¿Una nueva ola rumana? Después del triunfo de la excelente La noche del señor Lazarescu, de Cristi Puiu, en Una cierta mirada en el 2005, triunfo que mucho tuvo que ver la defensa radical del argentino Quintin...

miembro del jurado en esa edición, la pregunta era si había o no una renovación en esta cinematografía periférica. Después en el 2006, vino Bucharest: 12 08. Y ahora el premio mas importante en esta edición 2007 se lo lleva 4 meses, 3 semanas y 2 horas, del rumano Cristian Mungiu, film cuyo tópico principal es el aborto.

Ambientada en 1987, cuando en una crepuscular Rumania comunista el aborto estaba prohibido, el film de Mungiu sigue los pasos prohibidos que dos jóvenes mujeres, hermanas, tienen que seguir para llevar a cabo un aborto, cuyo titulo indica precisamente el tiempo que lleva de embarazo una de las protagonistas. Esa es la anécdota, aunque el procedimiento revela una sociedad determinada y sus costumbres, y el costo económico y moral de semejante empresa. Algunos pasajes del film son excepcionales. Los planos secuencias le dan un aire de realidad inmediata a la escenas mientras que la luz elegida es siempre sombría. El humanismo raso del filme quizás postule en su conjunto el derecho de las mujeres a decidir su destino, pero 4 meses, 3 semanas y 2 horas no deja ser ambigua respecto a que perspectiva elige a la hora de examinar su tópico siempre controversial. Al menos una plano del feto sobre una toalla y una mirada directa de la protagonista hacia la cámara moraliza el conjunto de la trama, que en su esencia implica un debate político y jurídico: las leyes no son una cuestión de moral. El film de Mungiu gano también el premio de la critica. Era previsible, pues el rumor dominante en la croisette era que en el 2007 será el año de la consagración del cine realizado en la tierras de Cioran y Eliade.

Uno de los premios sorpresivos fue el de la extraordinaria realizadora japonesa, Noami Kawase (pronto el cineclub se pasara su obra maestra Shara, film que compitiera en el 2004 en Cannes). La conmovedora El bosque del luto, cuyo lirismo refinado esta orientado a contar una historia mínima, el viaje por el bosque de una enfermera y un anciano hacia la tumba de la mujer de este, podrá ser lenta y, acaso para algún ojo muy americanizado, aburrida, pero es una de las películas en la que la belleza es la regla: en un momento los dos personajes juegan a las escondidas en un jardín en las colinas del algún pueblo japonés. La combinación entre planos detalles y planos generales no hacen mas que exaltar lo hermoso del mundo, una búsqueda cada vez menos presente en el cine actual. Aunque la maestría de Kawase alcanza su máxima expresión en un pasaje que transcurre en una noche lluviosa en el bosque: el calor del cuerpo humano puede ser el testimonio material mas contundente de que significa estar vivo.
La belleza natural que encuentra Kawase en el bosque el mexicano Reygadas parece también hallarla en Chihuaha, en su tercer film, La luz silenciosa: un supuesto plano secuencia de la noche que alcanza hasta literalmente el alba casi remite a un universo ante o después de los hombres. Mas teológica que cosmológica este drama pasional en una comunidad menonita obtuvo un premio compartido del jurado, y Reygadas se ha convertido en un director odiado u admirado. Sin duda, tiene talento para confudir, pero La luz silenciosa no es su mejor película, aunque a cierto sector New Age aunque sofisticado, casi un oximoron, puede llegar abrazar esta excentricidad latina.

Secret sunshine, la cuarta película del ex ministro de cultura de Corea del sur, Lee Chang Dong, se llevó el premio a la mejor interpretación femenina. Jeon Do-yeon, quien encarna a una madre que decide mudarse al pueblo natal de su marido fallecido en un accidente, descubre luego establecerse que ya no hay ningún lugar seguro para llevar una vida tranquila. Es un drama sociológico y teológico, pero Jeon es tan convincente que las arbitrariedades impuestas por un guión exigente y sobreescrito quedan en un segundo plano. La curiosidad del film de Lee es que la música pertenece al argentino Christian Basso, bajista de La Portuaria por mucho tiempo y hoy músico solista.

El nuevo film de Gus van Sant, Parque de la paranoia, fue elegido como el más representativo del 60 aniversario del festival. La verdad es que el retrato poético sobre la adolescencia proletaria y moderadamente marginal de Portland, Oregon era, junto con la maravillosa Alexandria de Sokurov y el film de Kawase, lo mejor de la competencia oficial. Van Sant es el gran cineasta norteamericano; junto a lynch y Linklater, los únicos capaces de escabullirse del sistema de producción Hollywoodense. Y hubo mas galardones de películas que no alcance a ver. El más importante: el que se llevó Julian Schnabel por The Diving Bell and the Butterfly.

Después de ver el segundo film de Ana Katz, Una novia errante, era previsible que no se llevaría premio alguno de Una Cierta Mirada, la segunda competencia mas relevante en Cannes. No es que Una novia errante sea una mala película, pero a comparación con las otras en esta competencia la personal película de Katz sobre una novia que queda existencial y románticamente varada en Mar de las Pampas (aunque también es un retrato indirecto sobre la histeria femenina) resultaba demasiado regional. En cambio era previsible el triunfo del film de Lucia Puenzo en la Semana de la Critica. XXY, comentada en el envío anterior, es una inteligente indagación sobre los misterios biológicos de la sexualidad, en este caso particular, el hermafroditismo, con un Darín en una de sus mejores composiciones actorales. También hubo premio para Gonzalo Tobal, por su corto Ahora parecen todos contentos.

Ha finalizado una nueva edición del festival de cine mas importante del mundo. Se hicieron muchos negocios y se proyectaron muchisimas peliculas. La industria del cine se reeiventa en este nuevo siglo, y Cannes es el lugar elegido todavia para dar cierta atencion y proteccion al costado mas noble del septimo arte. Que, entre tanta abundancia y glamour, un filme como el de Kawase, por ejemplo, se lleve el segundo premio mas importante de este Cannes 2007, es motivo suficiente para creer que todavía hay gente que le importa el cine y no las cifras del Box office. En Cannes, todavía, la luz del cine alumbra al mundo, aunque poco de ese esplendor llegara a nuestras salas. Pero conmigo llevo todos los cortos que constituyen el film A cada uno su cine, en donde los mejores directores del mundo en tres minutos ofrecen una meditación sobre el cine. Estos, seguro, los veremos desde junio en la sala Luis Berti, todos los miércoles. Habrá algo de Cannes en La Cumbre. Pronto.

Roger Koza.


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