Cannes, Alonso. Puenzo y un taiwanés

Informe de Roger Koza para Canal 11 La Cumbre desde el 60° Festival de Cannes

El festival más importante del mundo cumple 60 años. Es mucho tiempo, es el tiempo de una vida. Y el cine, que tiene un poco más de 100 años...

ha sido transformado por este festival. Aquí se consagró Truffaut, Godard... y, recientemente, Gus van Sant, Haneke, Kiarostami, incluso, un realizador argentino, Lisandro Alonso.

Si, Alonso, un cineasta de treinta y pico de años, que los espectadores de nuestro país ignoran olímpicamente, y que el instituto de cinematografía nacional no le declara el destierro porque este festival lo celebra y lo defiende. Entre las cuatro secciones de competición, La quincena de realizadores ha elegido utilizar dos fotogramas de Los muertos, el segundo film de Alonso, para ilustrar esta edición 2007. Así que uno camina por la calle Antibes o la famosa croissete, y ve a Vargas, el personaje de aquel film, en un bote paseando por algún río de Entre Ríos.

Debido a cuestiones laborales muchas de las películas que quisiera ver no me corresponden al estricto calendario que me impone el festival para el que trabajo: Hamburgo. Así que no he visto el film inaugural de la competencia principal, debut de Wong Kar Wai en los Estados Unidos: My blueberry nights. Un tipo confiable, a quien me cruzo a menudo, el critico canadiense Mark Peranson, me dijo que era un film innecesario. Y probablemente tenga razón, aunque seguro, debe ser un placer visual. Lo que si vi es el film inaugural de la segunda competencia más importante, Una Cierta Mirada. El film en cuestión es El viaje del globo rojo, de Hou Hsiao hsien. Este también es el primer film de maestro Hou en un país occidental. Pero no es Estados Unidos el lugar elegido sino Francia. Y en vez de la hija de Ravi Shankar y Jude Law tienen como protagonista a Juliette Binoche.

Como es frecuente, los directores y actores son presentados por el director artístico del festival, Thierry Fremaux. Binoche debe ser como se la ve: buena gente, y sin dudas, es una gran actriz. El filme de Hou, un homenaje a un clásico galo, Un globo rojo, es magnifico. A través de la historia cotidiana sobre una madre divorciada que trabaja como marionetista y su hijo que lo cuida una mujer china estudiante de cine, Hou establece vínculos transgeneracionales y multiculturales como lugares de encuentros novedosos, y además se permite pensar como se hace cine en esta década. El film es una placer visual, y Hou muestra su dominio del medio: sus planos secuencias son admirables.

El cine argentino no está presente en la competición oficial (el año pasado Caetano presentaba Crónica de una fuga). Pero hay tres películas de Argentina en otras secciones: El asaltante, film de Pablo Frendrik, cuyo virtuosismo permite que la pequeña anécdota que articula su historia, un tipo que se hace pasar por un padre que va a pagar la cuota de la escuela para robarlas, todavía no tuvo aquí su debut, pero se vio en el último festival de cine independiente. Una novia errante, de Ana Katz, tampoco tuvo su debut. Pero anoche fue el debut, en la Semana de Critica, de la ópera prima de la hija de Luis Puenzo (La historia oficial), Lucia, con su film controversial XXY. Si bien el tema central de la película es la sexualidad hermafrodita, su tema subyacente es la libertad de elección, incluso cuando elegir es no tomar partido, no elegir. Hay una critica precisa al discurso medico respecto de este tema, y se postula una suprema libertad al abordar la historia de un adolescente que la tratan como mujer, que quizás prefiere ser hombre, y que las categorías de análisis con la que se suele juzgar una situación semejante son insuficientes. Darín es el padre de la chica y Bertucceli es la madre. Esta muy bien filmada. Y es una prueba de que todavía hay talento en la tercera generación de realizadores argentinos perteneciente a ese fenómeno difuso pero constatable llamado nuevo cine argentino.

Roger Koza, desde Cannes.

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