¡Gloria, Primavera!

                                        - Fruto, ¿estás ahí?

                                  -En tu Corazón, Flor...

Gloria, Primavera,

el tul de tu memoria

va pintando enaguas 

de acuarelas,

encendiendo los candiles

de corolas entreabiertas,

sujetando el invisible don

de llamarnos en la tibia

madrugada en que despiertas.

Gloria, Primavera,

frondosa y femenina,

magistral deslumbre

de caricias que perfuman

al Sol con tu belleza,

rugosa está su piel

que asoma por el cerro

de haber tiznado las maderas...

Y te Encuentra,

y corre a enjuagar su rostro

en el río que se alegra,

pues él también anhela

incendiar de Luz,

su vientre de collares

entre musgos coloridos,

de peces y de piedras.

Gloria, Primavera,

en los campos te celebran,

la liebre huele a sauce

y a verbenas,

florecen de noche las estrellas

desparramando brillos,

esparciéndose en rocío

que cubre de cristales

la verde descendencia.

Gloria, Primavera,

despúntame de formas nuevas,

talla en mí el candor

del Amor con que me llegas;

atraviesa mi Corazón,

como una lanza de flores

frescas,

y susúrrame al oído

cantos de Alabanzas

para calmar mi sed,

por tanta espera...

En cada Primavera,

brota en mí el esplendor

de saberme Cierta,

para cuando te retires

a dormir en lo profundo

de la Tierra,

saberme también espina

y corteza,

fruto y animal,

arroyo sin estela,

y aclamar a cuatro vientos

la Primavera Original,

que hizo de mí,

una criatura entera...

Hoy te busco caminando

entre la hierba,

enderezando el paso

al ver al sol,

ascendiendo a toda vela...

Pues sólo el Amor logra

producir tanta Inocencia,

es por eso que no dudo,

que Tú, mi Creador,

                  Eres Primavera.

                                 María Soledad Ranzuglia

                                        del libro La Canción Olvidada

                                                    Editorial Babel, 2012  

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