"No hay nada que temer... Ante la Luz, sucede"

No hay nada que temer...

Ante la Luz, sucede

Menos de mil palabras han sido suficientes. Día a día, pequeños suspiros clamaron al cielo por el ángel, en busca del auxilio. Celebraste en silencio al aire y del aire, su silencio; la verde marea rodeó el espacio de tu circunferencia, extendiendo los  mansos rubores de tu aurora, enclavada ahora en tu amanecer.

Dijiste amar el horizonte rojizo de la tarde; de la noche, su claridad de estrellas bebiste ciego hasta emborracharlas de suave pertenencia, medida creciente con que abrazas el Universo vivo, siempre latente en tu pulso de plata que sostiene este inmenso Corazón… Y ahora, que la Luz al fin deviene en cuerpo y alma fosforeciendo la celda fabricada, la voluntad parece claudicar, irrumpiendo en poses lejanas… ¿De qué vale recordar el rayo por la hendija, cuando todo el sol se ofrece?  Nostalgias sin dueño prevalecen en la memoria débil del tiempo; échalas a correr, libéralas de los alambres de púas con que cercaron tu íntima libertad de pájaro hecho hombre, retiene sólo el trazo de aquel vuelo que bien sabes te habita como herencia Real.  Contempla de nuevo la alborada y reconoce tu pedido en el niño que sonríe en tu falda, sin importar el nombre, él ama lo mismo que tu.

Hazle caso a la tibieza, a la levedad del cerro, al aroma del fuego incesante que busca descongelar el prodigio de aquel anhelo: Regresarte a la Vida en verdad, procurando el fiel designio de saberte creado, como única responsabilidad.

Abre la puerta sin pesares, son promesas ancestrales que te aguardan en el minúsculo temblor de un verde angelical.

No dibujes los barrotes, no mires para atrás, el Universo, es un óvalo azul con pétalos de oro que abre  su tesoro en un lento amanecer que se descubre en el cristal.

No temas, que ya no hay nada que temer, es hora de oír una canción que reconoces; comienza por silbar. Lejanos trinos regresarán al árbol, frescor de nidos se harán notar y  tu presencia se hará de día,

                                                                                                                       en la gran noche Universal.

                                                                                                 María Soledad Ranzuglia

                                                                                                     del libro “Como la Playa, el Mar”, Ed. Babel, 2012

Sitio web de la autora: www.poesiasenconcierto.wordpress.com

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