HOMENAJE DE LA POETA DE LA CUMBRE MARIA SOLEDAD RANZUGLIA

Programa de Canal 11

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"El poema que hoy comparto, no proviene de un deseo o una intuición, sino de una profunda Certeza interior. A pocos días de nuestra Navidad, quiero hacer un humilde homenaje a todas las...

personas que han partido a nuestro Cielo
de Luces, pues nuestra celebración no es completa sin ellos, sin la profunda calma
de sus presencias que sé, nos están acompañando...
Entonces sí, Feliz Navidad para Todos.
 
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Homenaje al Cielo de Luces

                                              

No han pasado las horas

ni pasarán en olvido,

de lejos vislumbra el alba,

de sus casas, el puro manantial

que han bebido.

 

Nuestro pueblo los nombra

como un Espíritu campesino,

librando sin más batallas

la ruta del tiempo

que ya no es cautivo…

 

Remansos se abren

a la vera del camino,

son las calles de La Cumbre

las que pulsan sus latidos

en memorias fervorosas

nos devuelven los instantes

de la Dicha que asumimos.

 

Vida, sé Cobijo,

es del alma que extrañamos

su tesón y  el paso altivo,

se esfuerza la palabra por ser voz

en los oídos,

como un canto que renace,

suelta el árbol bellos trinos,

y al templarnos con audacia,

sus presencias son la calma

que recoge nuestro pecho

en ramales florecidos.

 

Devuelve Vida, sus fragancias,

descubre las siluetas en los cerros

que han nacido,

cual refugio de los sueños,

a la honda misión de ser testigo;

apostando la mirada  

contemplan mansamente,

el prístino tendal de lo vivido…

 

Se nos han vuelto transparentes,

pero siempre hay ojos para el brillo,

pues la gran fuerza es el Amor

que logra estar donde existimos.

Alguien siembra los diamantes

en el barro compartido,

y al madurar aquel fulgor,

promovido está el Destino

en aquellos que han marcado

su regreso al fiel Principio.

 

Se nos han vuelto transparentes,

pero es tan sólo la mudanza del abrigo

que nos tiene acostumbrados,

olvidando la tibieza de Ser Vivo.

 

El Coraje de nacer,

lleva impreso un designio;

a la hora de volver,

enmudece el aire y hasta el viento

se hace nido,

se esfuman de las calles,

el cemento y los caminos,

para el Alma que se abrace

al  sereno de aquel Cielo

que lo aguarda como un Hijo…

 

El mismo que  custodia nuestros cerros

en el Cristo, por el que un día seremos parte,

sin dudar, de nuestro Espíritu campesino.

 

                                 María Soledad Ranzuglia

                                              Con todo mi cariño.

 

                                             20 de Diciembre del 2013

 
 
 

 

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