COMO COMENZO EL CINECLUB EN LA CUMBRE?

Informe de Roger Koza

Fue a mediados del 2003 que Leo Mena, quien solía ir a las primeras funciones del cineclub en La Falda en el 2001 y 2002, me sugirió abrir una filial en La Cumbre. En ese primer año cumbrense el cineclub funcionó en una esquina, en el viejo bar conocido como El Triángulo. Escribir sobre eso y recordarlo después de tantos años es como revisar la prehistoria en su capítulo dedicado al descubrimiento del fuego.

En aquella época, el DVD resultaba una novedad absoluta. El VHS todavía era el estándar familiar y de consumo. La era analógica todavía definía al cine. La revolución digital estaba en ciernes en materia de consumo (no de realización, pues su explosión fue en la década del ’90), a pesar de que el formato ya existía y venía imponiéndose en Europa y Estados Unidos.

El DVD cambió nuestro modo de ver el cine. Los extras, no siempre, funcionaban como una extensión pedagógica. Se podía aprender un poco más sobre cine y superar, en parte, la concepción de que el cine es un mero entretenimiento: las entrevistas, los comentarios en off, la eventual presentación de un crítico de cine, e incluso un librito acompañando la edición original permitieron que muchos espectadores expandieran su conocimiento y su experiencia en materia cinematográfica. Es que el DVD posee como objeto y valor de uso, más allá de su evidente banalización, un semblante literario. La caja de DVD, con sus ilustraciones y material impreso, puede ser vista como un libro de imágenes. ¿Un puente secreto entre una cultura de la palabra y una cultura audiovisual?

La reciente aparición del Blu-ray, todavía lejos de convertirse en estándar de consumo, multiplica las posibilidades del cine digital. El ostensible mejoramiento de la imagen y el sonido nos permite ofrecer mejores condiciones de proyección. Es el futuro, el imperativo del porvenir, aunque todavía el cine que se edita en este formato responde a la lógica del espectáculo. Las películas de los Straub, Costa, Tarr recién están disponibles en DVD: el mercado va a contramano de un cine tan radical y poco masivo.

Nosotros intentaremos ir sumando títulos en este formato. Todavía resulta engorroso subtitular el Blu-ray y manipular la información de tal modo que se pueda crear una versión al español de varias películas que nos encantaría programar en el futuro. Pero tarde o temprano llegará. En el crepúsculo del 2011 repetimos un poco lo que nos sucedía en el 2003 cuando todavía combinábamos VHS y DVD en nuestras proyecciones. Desde entonces, hemos avanzado mucho: proyectamos en HD, tenemos mayor potencia lumínica en nuestro equipo, todavía pasamos DVD pero la señal es HDMI, y, desde este mes, y cada vez que podamos, el film será un Blu-ray.

Y mientras preparamos la Octava Muestra de Cine Independiente, en la que también planeamos algunas funciones en Blu-ray, en el cierre de la temporada 2011 tendremos nuestra primera función en Blu-ray. Será la última función del año, y será una obra maestra de todos los tiempos.

Roger Koza, programador.

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