El Invierno en La Cumbre

Poesía de María Soledad Ranzuglia

Mangrullo de verdes,frescor de sierras,silvestres escondidosen la profunda oscuridadde tu madera... 

Pétalo de cobre

escurrido en sinfonía

triangular,

es tu abanico en la tarde

inicial de tu Presencia,

encendiendo las antorchas,

cubriendo los espacios

tenues,

de mansa gravedad y

arrolladora fuerza.

 

Masculino abrazo de la

Naturaleza,

tu cintura abre al espinillo

por vez primera,

y te celebra transformando

sus espinas

en capullos amarillos,

algodón humilde de la

tierra.

 

Invierno,

de tu pecho,

el ave musical

que todo lo resigna

por sentir tu real tibieza,

se posa muy cerca de

tu lágrima,

ostia transparente

que al orar nos nievas...

 

Llegas tan hermoso,

perfumado de altura

y frutales hierbas,

intuyendo tu camino peregrino

y tu estancia, aquí,

entre arrullos de pinares,

piel de troncos vivos,

aquietados en su vasta esencia.

  

Tu cabello,

cauces de mil ríos,

adivinan tu clamor donante

entre las piedras,

bendiciendo el fiel descanso

hasta tu prodigiosa vuelta,

pues la sed de ti no se

detiene,

bebiendo de tu sol,

florecen con tu almíbar

los hogares pequeñitos

de las hiedras,

que en mil colores

ruborizan su espíritu,

reflejando en cada hoja

una estrella.

 

Invierno,

en tu regazo he nacido,

alumbrando como un ángel

tu altar de mica despierta,

ven a buscarme cuando decida

el Pastor del Cielo,

nos llevaremos algunos trinos,

el gran pinar,

y aquella brisa atardecida...

                       Como si fuera el mar,

                          tu bajo Cielo

                                    de espuma Cierta.

                                                          

 

     

                                                              María Soledad Ranzuglia

                                                                    La Cumbre 2010

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1 comentario de lector

  1. gabriel belagardi21/06/2010 08:39

    Es bellísimo. Me hizo respirar La Cumbre en Buenos Aires.