En los puentes de Punilla reina la desidia

El abandono de los vados y pasarelas del principal valle serrano se cobró cuatro vidas en los últimos 40 días.

La falta de previsión, la postergación en la realización de obras para dotar de mayor protección el entorno de los ríos y la tragedia se volvieron a conjugar este año, antes del inicio de la temporada estival.

Fueron cuatro las muertes que se podrían haber evitado si las medidas de seguridad y los operativos de las fuerzas que deben actuar en las crecidas se hubieran activado como corresponde.

Los puentes de Punilla dejan mucho que desear en esta materia, según lo pudo constatar este diario en un relevamiento.

El 25 de octubre pasado, el río Cosquín estaba calmo y dos mujeres y una niña se animaron a cruzar la pasarela peatonal ubicada a unos 300 metros del puente carretero. Según el relato de testigos, cuando iban por la mitad del camino, las arrastró la crecida. La niña, Sofía Soldoa (10), desapareció en el caudaloso torrente del río Cosquín y su cuerpo fue hallado 24 horas después. Su madre, Laura Soldoa (28), murió horas después en el Hospital Domingo Funes. La tía de la nena, Soledad Soldoa, fue la única sobreviviente.

Ellas vivían en las inmediaciones, cerca del balneario La Toma, y como todos los vecinos de la zona usaban habitualmente ese paso para ir al centro de la ciudad.

El sábado 29 de noviembre mucha gente había decidido pasar el día en el sur del Valle de Punilla. Una fuerte lluvia provocó una crecida de tres metros del río San Antonio. Alrededor de las 17.15, una pareja que se trasladaba en moto se cayó desde el puente de Cuesta Blanca al derrapar el vehículo en la arena que tenía el asfalto. No había baranda en ese costado del puente y Gabriel Bahamonde (25) y Mariela Ferreira (26) se precipitaron al río. Sus cuerpos fueron hallados al día siguiente. Un año antes, ese puente había sido escenario de otro hecho trágico cuando un ciclista cayó hacia la playa e impactó con las piedras. Se llamaba José Franco Oliva y no pudo recuperarse de las heridas.

También este año, una de las primeras crecidas en el río Cabalango arrastró un automóvil en el vado que es el único cruce que existe en la zona. Afortunadamente, los dos hombres que iban en su interior fueron rescatados ilesos.

fragmento de La Voz del Interior

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