HOMENAJE A JULIO ARGENTINO REYNA

Un incansable hacedor comunitario

Allá por la década del 70, la escritora y periodista Sara Gallardo, radicada en nuestra localidad, escribía en su columna semanal de la Revista Para Ti, una elogiosa nota donde hablaba del cartero de la motoneta. Aquel que no solo llevaba las noticias, en un tiempo donde las cartas eran el habitual modo de comunicarse, sino que a veces tenía que leerlas, ya sea porque alguna anciana se lo pedía pues su vista no alcanzaba a comprender las letras, y a veces también las respondía escribiendo lo que le dictaba verbalmente algún vecino que no sabía escribir y de paso las llevaba al correo para seguir la cadena que todos los días tenía diferentes destinatarios, con noticias alegres y muchas veces tristes, con menos boletas de servicios e impuestos.

Por un lapso de cuarenta y tres años, Julio Argentino Reyna, fue un testigo imperturbable de la vida cotidiana de La Cumbre,
Nacido en La Cumbre el 9 de julio de 1933, hijo de Silvano del Jesús Reyna y de Mercedes Lidia Barros es el menor de cuatro hermanos. Su padre por esos años tenía una carnicería en La Falda.
La escuela primaria la cursó en la Fiscal María Josefa Bustos, atesorando recuerdos del maestro Guillibaldo De La Vega y Juanita Caamaño de García.
Era un adolescente cuando ingresó a la compañía de cargas Villalonga, que dirigía Juan Nebiolo, al poco tiempo, con trece años recién cumplidos ingreso al correo, al cumplir los 18, su puesto quedó efectivo en Huerta Grande, con tareas en el mostrador, luego por 37 años fue uno de los carteros de La Cumbre.

Múltiples actividades
A sus horas en el correo, le sumó el trabajo durante veinte años, como barman en la disco Toby’s. También en el salón de té que se llamó Safari. Allí, recuerda, que la señora de Fraser le enseñó como se hacían las tortas, que fueron el sello distintivo de esta confitería.
Entre tragos y tortas, aprendió el oficio de fotógrafo en Foto Ríos. Su debut fue en el primer encuentro infantil de folclore en 1959, en los salones del Palace Hotel, donde aplicó todas las enseñanzas que le brindara don Alberto Ríos.
Pasaron los años y luego de ser operado de un tumor intestinal se jubiló, pero por ello no dejó sus ocupaciones, que fueron a partir de entonces dirigidas hacia la comunidad.
El barrio Potrerillo supo de su tesón y voluntad, que demostró a lo largo del tiempo como integrante del Centro Vecinal.
Las obras de pavimentación en las calles Julio César Molina Olmos, Alvear, Pellegrini, Roca, con un total de once cuadras. Las pasarelas y la plaza Fermina Varela de Ponte, los cincuenta y dos focos de alumbrado en el barrio, el muro de piedra y la iluminación de un sector del río San Jerónimo y el constante mantenimiento de espacios verdes, la limpieza de los terrenos baldíos, todo fue parte de una larga sucesión de proyectos que fueron tomando forma y concretándose durante muchos años.

Su labor en otras instituciones
Junto a Juan Lapacini, Albino Ochoa, Pedro Capozzo y Lito Bordón fueron los responsables de reubicar al club 25 de Mayo, que había sido desalojado de la entonces confitería Oriente y en el predio que habían conseguido, con el aporte de los asociados se pudo construir la tapia que rodea al campo de juego.
Aunque sus afanes deportivos los canalizó en el ciclismo de ruta participando en competencias en nuestra localidad, La Falda, Capilla del Monte, con buenos resultados que atesora con decenas de premios en copas y medallas.
Su nombre también esta asociado al Club de Cazadores y Pescadores San Jerónimo y en la colocación del tendido eléctrico al club como así la adquisición de botes, entre otros resultados conseguidos en dieciocho años en esta institución.

A todos estos logros sumó, a su juicio, lo más destacado de su vida: la familia que constituyó con Dora Luján, unión, que cumplió ya cincuenta años, y de la que nacieron Julio y Silvina, sus hijos. Ambos reconocidos profesionales en nuestra localidad.

Julio Argentino Reyna, ya retirado en la tranquilidad de su hogar, seguramente rememoraba un tiempo de trabajo y esfuerzo, donde nada era fácil y gratuito, había que ganarse el pan de cada día, y él lo ganaba con creces. Y todavía le quedaba tiempo para dedicarle a las instituciones de nuestro pueblo. Todo un ejemplo de vida, que fue premiado por el Concejo Deliberante local, que lo nombró Ciudadano Ilustre de La Cumbre (Ordenanza Nº 30/09) en síntesis,  un incansable hacedor comunitario, que hoy nos dejó físicamente, pero quedan grabadas sus virtudes en todos aquellos que le conocimos y estimamos.
Al brindar nuestras condolencias a su familia, elevamos una oración en su memoria, rogando por el eterno descanso de su alma.

Francisco Capdevila
Presidente de la Junta de Historia

2082 lecturas

2 comentarios de lectores

  1. fabian carrizo06/05/2012 12:01

    Sumo a mi homenaje un cariñoso recuerdo y mis condolencias a sus familiares para una querida personalidad del pueblo.

  2. club amigosdeporte10/05/2012 08:28

    Siento la muerte de Julio, que cuando éramos chicos traía las cartas a "Yatasco". Y después fue barman de Toby`s. Siempre tan simpático y alegre. Un personaje inolvidable de La Cumbre. Mis condolencias a su famila. Roque Sanguinetti